En un principio fotografié un pequeño grupo sobre los bivalvos, me gustó como se veían en combinación con las algas de la restinga hasta que se volaron un poco más lejos a una zona rocosa.
Decidí seguirlos y enseguida noté un adulto que trataba de llamar mi atención, pensé en un momento que podría estar protegiendo a los otros ostreros, estimé podrían ser jóvenes o su hijos crecidos, esto por algunos minutos, hasta que de pronto veo un pichón pasar justo delante mío y caigo en la cuenta que trataba de proteger a su pequeño hijo. En ese momento se hizo más fácil fotografiarlo ya que el pichón había pasado a pocos metros de distancia y el adulto iba de aquí para allá para distraerme. Yo no sabía que fotografiar, por cual decidirme hasta que elegí el pichón de las que no tenía fotos.
El pequeñín en un principio se alerto y alejó pero debido a su inexperiencia al rato regresó y no se percató de mi presencia, ya que me había quedado quieto y recostado sobre las rocas. Luego de varias fotos cercanas al pichón me dediqué más a su progenitor que hasta se colocó del lado favorable de la luz. El pichón llegó a estar tan cerca como a menos de 1,5 metros que es la distancia mínima de enfoque de mi teleobjetivo 300 mm, en un momento ya no podía fotografiarlo, solo me quedó apreciar toda su belleza y disfrutar del momento, aunque el adulto se angustió hasta que el pichón se fue a las algas que dejó la marea y se fue junto a los adultos.
Las fotos fueron tomadas el 8 de diciembre de 2016.
Muy cerca, a 1,5 metros de distancia |
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