Al día siguiente fui al mismo lugar con mi hija menor que solo tenía entonces 4 años a jugar a unas hamacas y tobogán que hay en el parque. Mientras estábamos en plena diversión pude oír un ave escarbando la hojarasca, me detuve a mirar y vi un solitario huet-huet en el cantero de las plantas, por lo que le comenté a mi hija Agustina que nos acercáramos con total cautela y por suerte me hizo caso (cosa rara ya que los niños pequeños no suelen hacerlo); me fui aproximando tratando que la visual del ave quede oculta con las plantas del cantero hasta que quedé en cuclillas muy cerca de ella, asomándome lentamente para no asustarla. Fui muy afortunado porque permaneció algunos minutos al lado mío, incluso Agustina que estaba unos pasos más atrás lo vio de cerca, hasta que finalmente se percató que había algo que lo seguía y se fue primero hacia unas rocas, luego hasta una pila de leña donde lo tomé bien despejado para instantes después irse caminando apurado hacia el bosque y perderse entre los árboles. Creo que el ave me dejó acercar en parte porque de seguro ven a humanos bastante seguido aunque no les tienen mucha confianza y la otra es que estaba muy concentrada buscando lombrices o insectos.
Fue un momento muy bello e inolvidable, estas son las fotos que le pude tomar.
que fotos le pegaste, te felicito!
ResponderEliminarMe encanto el relato de tu experiencia, "acechando" aves junto con tu pequeña nena. Las fotos son muy buenas! Sos muy afortunado por haber podido estar tan cerca de un ave tan bonita y huidiza como el huet-huet.
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